No hay mejor manera de acabar una cita, de acabar la fiesta que con una caliente gatita y una botella de champagne en tu piso. Claro que cuando uno comparte el apartamento con un amigo, a veces no puede evitar interrupciones. Aunque a él no le importaba que su colega estuviese de mirón, observando el espectáculo y a Tiffany Hopkins, aún menos, parecía incluso más excitada de ver como el otro la miraba con deseo y acabó dejando que se uniera a la fiesta para poder gozar con una en cada agujerito.

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