No podía evitarlo, pensaba en ella incluso cuando estaba en la cama con su mujer. Un día que tenía libre empezó a espiarla mientras estaba en el baño, cuando ella empezó a tocarse frente al espejo el empezó a hacer lo mismo y sin querer dió un golpe en la puerta. Renae Cruz se tapó enseguida, tras disculparse, le confesó su secreta obsesión por ella. Sabía que no estaba bien, pero no pudo evitar caer en la tentación cuando la jovencita caliente y excitada se puso juguetona frente a él. Ahora tenían un sucio secreto que compartir.

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