Viendo a Mandy pasarle la esponja al capó del coche, no es de extrañar que uno se ponga juguetón, con ganas de mojar aún más esa camiseta de tirantes que apenas parece soportar sus enormes tetas. Es un espectáculo de lo más excitante y uno no puede hacer otra cosa que sacar la manguera y empotrarla contra coche para perforar su culito a gusto.

0 Comments:

Post a Comment