Podría parecer que la emperatriz tenía las cosas fáciles, pero el poder conlleva enemigos que más vale tornar en amigos. La más alta dama, Julia Tylor, no dudaba en ganarse el favor de los hombres influyentes abriendos su chochito a los deseos de estos. No es de extrañar que todos estuvieran a sus pies y no dudaran en complacerla en todo lo que quisiera.

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