Rachel Starr y Angelina Valentine no se ponían de acuerdo en el uniforme que debían llevar en la pista de volleyball. La discusión iba subiendo de tono y aquello tenía pinta de convertirse en una auténtica pelea de gatas. Hasta que llegó el entrenador para poner paz entre ambas. Fue entonces cuando ellas parecieron ponerse de acuerdo y trabajar en equipo para acabar compartiendo como buenas amigas el lechoso fruto de su esfuerzo.

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